miércoles, 30 de septiembre de 2009

sábado, 26 de septiembre de 2009

Volví de vacaciones la semana pasada. Ya se me ha olvidado. Australia fue una pasada. Desde San Francisco son "solo" catorce horas de viaje. Fui con dos amigos españoles de Portland, los dos andaluces con los que suelo hacerme mis viajecillos por aquí. Llegamos a Brisbane y nos quedamos un par de días visitando la ciudad, de estilo europeo y los parques nacionales cercanos. También como fuimos a una reserva de canguros y koalas. Los canguros los puedes encontrar en libertad sin problema, de hecho se te cruzan por la carretera en cualquier momento, los koalas no los ves en libertad es necesario ir a uno de estos sitios. De Brisbane nos fuimos a Mackay, donde ya es clima tropical. Aunque era invierno, no hacía nada de frío ni por debajo del trópico, el único problema era que se hacía de noche a las 6 de la tarde.

Desde Mackay alquilamos un coche y fuimos haciendo roadtrip hacia el norte parando en playitas desiertas y disfrutando de las llanuras de este inmenso país. Conducir por Australia tiene la herencia británica de ir por la izquierda, al principio se te hace raro adelantar o tomar una rotonda por el otro lado pero se acostumbra uno.

Cuando llegamos a Cairns hicimos una jornada de buceo en la gran barrera de coral. Esta a setenta km de la costa, y se extiende desde el norte de Australia hasta Brisbane, 2600 Km. El coral es un animal (millones de animales unidos) por ello se dice que la gran barrera de coral es el único animal visible desde el espacio.
El título de buceo lo obtuve en Portland antes de ir, un mes de clases con varias inmersiones en las gélidas aguas del pacífico muy cerca de Seattle, que por mucho neopreno se te colaban por todos los lados.

La experiencia del buceo fue increíble, da mucho respeto ya que no es tu medio natural y tiene sus riesgos pero siempre que se haga con cuidado es una muy buena experiencia. Una vez que bajas es todo un mundo de colores, formas, texturas. Vimos todo tipos de peces tropicales, animales extrañísmos y hasta un par de pequeños tiburones que se asustan más de ti que tu de ellos. Tras tres inmersiones nos quedamos con ganas de alguna más.

Seguimos hacia el norte donde ya comienza la península de Cape York. Las carreteras asfaltadas acaban, las playas son increíbles, km y km sin construir en plena selva. Aguas cálidas donde nos bañamos, con cuidado de aquellas en las que hay cocodrilos.

De vuelta ya en Sidney pasamos unos días, una ciudad de rascacielos rodeada por el mar con mucha marcha nocturna y con gente de todos los lugares. Como no, visitamos su famosa ópera, y nos pateamos todos sus barrios.

Los australianos son muy agradables, con un acento bastante fuerte (comparado con el americano). También son muy tranquilos, no se estresan, ritmo tropical. Son de origen británico y asiático principalmente. Vimos también algunos aborígenes durante nuestro viaje por el norte, es una raza bastante marginada a nivel social y arrinconada a sus reservas, lo mismo que pasa en EE.UU con los indios. Da mucha pena.

Yo volé a Los Ángeles el miércoles pasado mientras que los otros dos todavía tenían mas vacaciones y se fueron a Tasmania. Por lo menos la semana se hizo corta y el fin de semana me fui al rodeo. Pero esa es otra historia que os cuento otro día.

Como la mayoría de las fotos las sacamos con la cámara de Jesús y acaban de volver, no las tengo todavía. Os las pongo esta semana.

Cuidaros.

Nuestro viaje.

Sídney

Playitas del norte


jueves, 3 de septiembre de 2009

Hood to Coast

Escrito H2C para simplificar (esto de los acrónimos les encanta a los americans) es la carrera en la que participé el pasado fin de semana con gente de mi empresa. Es una carrera de relevos, la de mayor participación a nivel mundial patrocinada por la oregoniana empresa Nike (naiki para los americanos, y no les digas Naik porque te miran con cara de mala leche). El caso es que me apunté. En mi empresa hay sorteo para participar en uno de los 3 equipos que tenemos ya adjudicados de año en año. ¿En qué consiste? En un equipo de doce personas divididos en dos furgonetas, se realizan corriendo y a relevos las 197.2 millas que separan Mt. Hood y la Costa de Oregón.

Lo hicimos en unas 29 horas, lo cual no está nada mal. Te toca correr tres veces. En mi caso un total de 17 millas. No fue fácil la verdad, pero el tiempo acompañó ya que no hizo mucho calor. Lo difícil también son los relevos, estar a tiempo con la furgoneta, dar agua al compañero en medio de cada etapa, vivir 6 personas en una furgoneta durante tantas horas, dormir, o mejor, no dormir, correr a las tantas de la mañana acordándote del momento en el que 4 meses antes mandaste un email diciendo que te apuntabas... quien me mandaría.

Al final la experiencia ha merecido la pena. Lo positivo de la carrera ha superado el esfuerzo que habíamos puesto.

Al llegar a la costa, fiestecita en la playa. Eso sí, sin baño ya que aquí el agua esta helada.

ps: Mañana me piro de vacaciones a Australia con dos amigos hasta el dia 15. Ya os contaré.

Take care.


La frago

La costa,