jueves, 16 de septiembre de 2010

El verano se acaba

Ha llovido desde la última vez que escribí, aquí en Portland más, y hay varias cosas que contar. Empezaré por la vuelta tras la semanita que pasé por allí en Julio donde pude veros a la gran mayoría. La vuelta la hice con mi hermana, horas después de que la selección española ganara el mundial. De hecho pase por Ámsterdam, con la camiseta de la roja, donde algunos me miraron mal, otros nos dieron la enhorabuena.
Mi hermana se quedó un mes y medio, aprendiendo inglés y visitando la ciudad y alrededores. Tiempo hacía que no pasábamos tanto tiempo juntos desde que yo me fuera a Bilbao a estudiar cuando ella tenía 11 años. Tengo que decir que nos hemos llevado muy bien.

Como no, ruta oficial con mi hermana; Seattle, Vancouver y uno de los viajes más peculiares fue a Boise, Idaho, al festival vasco.

El festival vasco de Boise se celebra cada 5 años por San Ignacio y es punto de encuentro de los vascos y descendientes de vascos que viven en EE.UU. Tras varias horas en coche, véase diez, llegamos a nuestro motel cerca del centro un total de 3 residentes de Portland más mi hermana.
Al lado de la calle principal está el Basque Block que es donde se concentran los restaurantes vascos, la Euskal Etxea, y la fiesta en general por el festival. Allí la primera noche conocimos a un montón de gente de todas partes de EE.UU. y muchos vascos que venían para la ocasión. Era como estar en una taberna en Bilbao, hasta se podía fumar en los bares o los menores de 21 bebían sin que les pidieran el DNI. Eso era Euskadi.

Al día siguiente y a las afueras de Boise se celebraba la Expo vasca, con música, bailes, comida, txoznas y demás.

La razón de haber tanto vasco por esta zona fue la cantidad de gente que emigró para trabajar como pastor, en un clima duro y pasando meses en una carreta buscando los mejores pastos. Muchos volvieron, otros se quedaron. En Boise oías hablar vasco con acento inglés o inglés con acento vasco. Era increíble ver cómo a pesar de las generaciones y de la distancia, mantenían sus raíces.
Tras otra noche de fiesta donde siempre nos encontrábamos los mismos en el bar (los habituales) y bailando a ritmo de trikitixa, el domingo volvimos a Portland con ganas de repetir en 5 años si es que todavía estoy por aquí…quien sabe.

El resto de julio y agosto con mi hermana por aquí ha pasado rápido. Rutas con la bici, windsurf, camping...Hasta que ya a finales de Agosto a mi hermana le tocó volver. Pero no, las visitas familiares no acabaron ya que al siguiente fin de semana me iba a encontrar con mis primos.

Antes de encontrarme con ellos en NY me fui un par de días por mi cuenta a visitar Washington DC, la capital de EE.UU. Allí me quedé en un albergue en el centro.
La parte monumental de DC son enormes jardines con edificios de mármol donde están los monumentos a los principales presidentes, Washington, Lincoln, Roosevelt, Kennedy… el tamaño de los edificios es impresionante. También pude ver por fuera el capitolio o la casa Blanca desde lejos.
Uno de los puntos positivos de DC son los museos, que son gratis y son una pasada. El que más me gustó fue el de la aviación y el espacio donde puedes ver el primer avión que cruzo el atlántico, el primer globo que dio la vuelta al mundo, el primer avión supersónico o el Apolo 11, primera misión que llego a la luna, o eso dicen ;), los trajes de los astronautas, aviones de la segunda guerra mundial…una pasada.

Tras salir un día por la noche con gente que conocía y visitar lo que me quedaba como Georgetown, me fui en bus a NY para encontrarme con mis primos.

NY es NY. Hay gente que le gusta, gente que lo aborrece, gente que solo va de compras… a mí me gusta, pero en verano me gustó menos que en invierno, demasiado calor y demasiado turista. Esta vez me dio tiempo a visitarlo mejor y ver lo que no había visto como el Empire State, Central Park, ver de cerca la Estatua de la Libertad, comer unos fideos en Chinatown o ir un domingo a una misa Gospel en el Harlem, con sus feligreses de la comunidad negra vestidos con sus elegantes trajes y cantando.

Uno de los grandes momentos fue cuando fuimos al US Open de tenis. Tras comprar unas entradas decentes un mes antes, sin saber a quién íbamos a ver, finalmente la suerte estuvo con nosotros y vimos a Nadal contra un ruso que debutaba por primera vez de nombre impronunciable. Sólo puedo decir que el tenis en vivo es una pasada. Me fascinó.

La anécdota vino cuando al entrar no nos dejaron meter las banderas que llevábamos de España y Castilla y León en el estadio, ya que cualquier bandera o símbolo estaba prohibido. Lógicamente hicimos caso omiso y las metimos sin intención de sacarlas a no ser que viéramos que más gente lo hacía. Poco nos duró…de entre 30.000 espectadores en uno de los descansos entre sets, nos enfocaron de pleno en la pantalla grande, a lo cual tuvimos que responder sacando la bandera, no nos pudimos aguantar. 15 minutos más tarde, uno de seguridad de dos por dos vino directo a mí para quitarme la bandera, era la bandera o yo así que yo me quedé. Al menos tuvimos nuestros 12 segundos de gloria.

Volvimos a Portland unos días antes de irnos de nuevo a Canadá, a Victoria, una ciudad muy británica cerca de Vancouver donde fuimos a ver ballenas. Solo pudimos ver dos ballenas jorobadas enormes que salían del agua cada cinco minutos para llenar los pulmones antes de volverse a sumergir. Impresionante.

Se acabaron las visitas la semana pasada cuando mis primos volvieron a Burgos. Ahora vuelta a la normalidad. Pero después de este fin de semana, que me voy al 100 aniversario del Rodeo más importante del Northwest. Yee haw!

Jaialdi







DC









Apollo 11



Manhattan



US Open



Victoria, Canada