martes, 21 de abril de 2009

Santa Bárbara, Capitulo II

El martes dormimos en Holywood, donde teníamos el hotel y fuimos a dar una vuelta por el barrio. Decadente es la palabra con la que se puede definir. Antes en este barrio estaban la mayoría de estudios de cine, hoy Hollywood Blvd. es una calle sin encanto por la que sin darte cuenta estas pisando estrellas con nombres que no te suenan. No sólo hay estrellas de cine, también las hay de música, teatro, radio o televisión. La zona del Kodak Theater y del Chinesse Theater mejora un poco. Y es allí donde están las firmas y las huellas de manos y pies de algunos artistas, estos ya más conocidos.
Sunset Blvd. es aún peor, no tiene nada.

Con el coche estuvimos dando una vuelta por Beverly Hills, sin ver más allá de los enormes setos de los jardines. También pasamos por Rodeo Drive, donde se supone que van de compras las estrellas de Hollywood pero yo a Angelina Jolie no la vi, vamos.

El Downtown de Los Ángeles está lleno de rascacielos y sabes que estás en EE.UU. porque hay banderas americanas que si no yo pensaría que me encuentro en México, no hace falta hablar inglés, las tiendas tienen los carteles en castellano, la comida es mexicana y hasta los quioscos tienen la mayoría de sus revistas en español.

Luego nos acercamos a la costa, Venice beach, que debe su nombre a que algunas casas están rodeadas por canales y Santa Mónica, conocida por todos por los vigilantes de la playa. El problema es que hizo muchísimo viento y no pudimos grabar ninguna escena de los vigilantes de la playa tal como llevábamos planeando durante todo el viaje.

Al día siguiente salimos hacia Las Vegas. Después de un intenso debate decidimos que daríamos un poco mas de vuelta para pasar por Death Valley (El Valle de la Muerte), un parque nacional al que tienes que ir con el depósito lleno, agua y algo de comer por si las moscas. Es sentirse en medio de la nada. Valles enteros cubiertos de sal, montañas de diferentes colores, y el punto mas bajo de EE.UU, unos 80 metros bajo en nivel del mar. Totalmente recomendable a pesar del nombre.

Desde allí nos pusimos camino hacia Las Vegas. En cuanto entras en el Estado de Nevada los bares están llenos de máquinas tragaperras e incluso las barras de los bares tienen pantallas para jugar al póker o al bingo. Tienes que comer la hamburguesa encima de una pantalla de televisión. Sabes que te acercas a Las Vegas porque de noche ves un resplandor en medio de la nada.

Teníamos reservada habitación en un hotel en el Strip, que es como se le conoce a la calle principal de Las Vegas.

Que os voy a contar de Las Vegas, pues que si se tiene la oportunidad hay que ir. No deja de ser un parque temático pero es impresionante, impacta pensar que esta en medio de un desierto. Cuando ves sus hoteles no puedes dejar de pensar ¿Cuánto dinero ha costado hacer esto? Tienes la Plaza de San Marcos de Venecia con sus canales y góndolas, la Torre Eiffel, el Arco de Triunfo, la Fontana di Trevi, el Coliseo Romano, Nueva York con una montaña rusa en su interior. ¡En nuestro hotel había un volcán que hacia explosión a las noches!. Y miles de hoteles con luces, pantallas…aunque lo hayas visto en la tele, a mi personalmente me impactó mucho más en la realidad.

Aquí hay una expresión que dice, What happens in Vegas, stays in Vegas. Lo que pasa en Las Vegas, se queda en Las Vegas. Tranquilos que ninguno nos casamos vestidos de Elvis. ¿O si?

A falta de tiempo suficiente para irnos al Cañón del Colorado unos días, que es lo que nos hubiera gustado, decidimos coger una excursión de unas horas. Fuimos en avioneta hasta el Cañón, estuvimos viéndolo desde arriba, bajamos en helicóptero hasta abajo y fuimos en barco por el Río Colorado. Te sientes ínfimo en comparación con el tamaño de ese cañón. Su color rojizo, el paisaje escarpado y sus medidas impresionan.

Poco a poco nos fuimos enterando de cómo jugar a algunos juegos del casino y aprendimos que ¡La bebida es gratis mientras que estás jugando! Hay que decir que algunos del grupo tuvieron suerte, otros no (What happens in Vegas, stays in Vegas). Siento tener que contaros que no existe lo del vaso gigante que llenas de monedas para jugar a las tragaperras. Solo aceptan billetes. Todo nuestro gozo en un pozo.

En Vegas no te vas a aburrir. Jugar, piscina, fiesta... se te pasa el tiempo volando. Eso sí, prepara la cartera.

Tras la visita de tres días a la ciudad del vicio yo me despedí el domingo del resto del Equipo A para volver a Portland y estos volaron el lunes a Bilbao. Más días en Vegas hubieran podido conmigo. Volveré fijo.

Hollywood Blvd.


¡Míralo! Igualico igualico que Indiana Jones.
Las Vegas, aunque no lo parezca
Dolce Vita

Gran Cañón del Colorado


1 comentario:

Anónimo dijo...

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